lunes, 4 de diciembre de 2006

LA TRIADA DE DEFICIENCIAS REPRESENTA EL HILO COMÚN QUE RELACIONA ENTRE SÍ A TODOS LOS TRASTORNOS AUTISTAS.

El conjunto de las deficiencias de la integración social, la comunicación y la imaginación, con el consiguiente patrón repetitivo de conducta, representa el hilo común que relaciona entre sí a todos los trastornos autistas, cualesquiera que sean los estados presentes. Los profesores con formación y experiencia en este campo están desarrollando métodos para ayudar a los niños a compensar estas discapacidades y existen ya una serie de libros y artículos. Aquí, el objetivo es proporcionar algunas ideas sencillas que los padres pueden utilizar en situaciones cotidianas.

La integración social

Éste es el aspecto de los trastornos autistas que origina más dolores de cabeza y más sentimientos de inadecuación y culpa, totalmente inmerecidos.

Desarrollar contacto social


El niño pequeño con autismo típico del tipo descrito por Kanner parece e indiferente a otros y feliz en su propio mundo, siempre que nadie lo perturbe. Una de las barreras para establecer contacto con uno de estos niños puede ser el desagrado que le producen si lo tocan. Esto puede convertir una pesadilla el aseo y el vestirle y hacer a que el niño se resista a que le cojan de la mano cuando va caminando por la calle. Paradójicamente, a casi todos les encanta jugar a las peleas y se pueden dar estas para darles el sentido de que el contacto con personas puede ser divertido. Las secciones de juego pueden comenzar con un juego más activo y después hacerlo gradualmente más tranquilo y suave. Este tipo de contacto se puede asociar a otras experiencias de disfrute como un refresco o un dulce a media mañana. Si al niño le gusta la música, cosa que les sucede a muchos, pueden sentirse felices sentándose en el regazo de su padre o de su madre que le merecen mientras escuchan su melodía favorita. Es posible que esté más receptivos después de alguna actividad física o después del baño. Podría ser necesario comenzar con unos pocos segundos de contacto y después incrementar poco a poco el tiempo.

Se pueden enseñar algunos aspectos de conducta social adecuada, incluso aunque los utilicen de forma mecánica. el contacto acular tiende a mejorar con la edad, pero se puede estimular. Siempre que no le cause ansiedad, se puede sostener suavemente la cabeza del niño para atraer su atención mientras se les habla. Algunos establecerán el contacto ocular si el adulto canta una de sus canciones preferidas.

También se pueden enseñar señales de afecto positivas con la familia. En lugar que el niño acepte pasivamente un abrazo un beso. Se les pueden guiar los brazos para que devuelva el abrazo. Es mejor que el niño lo aprenda como respuesta al afecto de los otros más que fomentar que inicien ellos el contacto, por si suponen que éste es el modo de saludar.
Aunque les falta el instinto social innato, con el tiempo los niños se vuelven más apegados, a su modo, a las personas que cuidan de ellos. Esto se debe al hecho que los padres y cuidadores se les hacen familiares y, en parte, por que ellos les dan las cosas que ellos quieren. Es, para empezar “un amor por interés”, pero con los años se convierte en algo mas profundo. Nunca es lo mismo que los sentimientos instintivos, pero no es menos genuino. El apego crece más fácilmente si los padres están tranquilos y son consientes en la aproximación, siempre que exista un claro marco de normas aplicables a toda la familia y que proporcionen al niño algunas experiencias agradables que compensen el hecho que la vida correcta tiende a hacer una fuente constante de ansiedad y confusión para él.
La mayoría de los niños con trastornos autistas no comprenden el sentido de las fiestas de cumpleaños y no participan si los padres invitaron a otros niños, y no tiene sentido hacerles participar. A los niños mayores y más capaces les puede gustar ir a fiestas aunque participen muy poco.

La comunicación

Las diferencias de lenguaje en los trastornos autistas se deben primordialmente a la falta de un impulso innato normal a comunicarse con otros. Puede haber o no trastornos en el desarrollo del lenguaje además de esta deficiencia fundamental, pero los problemas de comunicación no se pueden vencer simplemente enseñando al niño a hablar, aunque fuera posible hacerlo.
Dentro del aspecto autista global, que incluye a los más capaces, la mayoría de los niños desarrollan el habla antes o después, y muchos lo hacen sin ninguna ayuda especializada. El problema es que el habla es basa en un vocabulario aprendido mecánicamente, aunque los que hacen los mayores progresos llegan a ser muy fluidos, con una gran abundancia de palabras. El mejor modo para que los padres traten de estimular el uso comunicativo del habla es proporcional al niño una gama de experiencias sociales y de otro tipo tan amplia como sea posible. El preparar anticipadamente palabras y dibujos y volver a narrar después los acontecimientos con mas palabras y dibujos, le proporcionará al niño la ocasión de establecer relaciones entre acontecimientos y de aprender que las palabras tienen significados en el mundo real. Si se dispone de una cámara de video, las cintas de ocasiones especiales pueden ser útiles para conseguir la atención de algunos niños. Aunque se puedan grabar videos, las fotografías tienen también sus ventajas, porque captan un momento único en el tiempo. Los acontecimientos normales de la vida cotidiana, así como los viajes y fiestas especiales, proporcionan mucho material para estas sesiones. Este tipo de interacción con los padres y hermanos ayuda a los niños a desarrollar cierta conciencia de que el hablar con otros puede ser interesante y gratificante.
Las anomalías del habla no son tan relevantes. Es más importante alentar al niño a comunicarse del modo que pueda. Cuando sea oportuno es mas útil repetir correctamente las expresiones del niño, al responderle, sin críticas.
En contraste con los niños que hablan muy poco, hay algunos que hablan demasiado y de forma repetitiva. No utilizan el habla para una comunicación en dos sentidos. Las mismas ideas de ensanchar sus experiencias y utilizarlas para desarrollar la comprensión son igualmente adecuadas para estos niños.
Para los niños que no han adquirido el habla o es muy limitada, se debe alentar el uso de los signos que de hecho utilizarán, como indicar tocando o señalando. Si un niño no tiene otra forma de expresar sus necesidades, es preferible que agarre a alguien del brazo para enseñarle lo que quiere antes de gritar. En esta etapa, el padre o la madre pueden enseñar al niño, por repetición, a contestar a la palabra “enséñamelo” mientras alarga una mano para que la acoja. Se debe aprovechar cualquier ocasión para recompensar los métodos más adecuados de comunicarse, un método cualquiera es mejor que nada. Se puede intentar enseñar un lenguaje de signos con la mano, como el sistema Makaton, aunque casi siempre se encuentran las mismas limitaciones y anomalías en el lenguaje de signos que en lenguaje hablado. Sólo en ocasiones, algún niños aprende a usar los signos mucho mejor que el habla.
Probablemente esto ocurre cuando tiene un trastorno adicional del desarrollo que afecta al lenguaje expresivo pero tiene suficiente lenguaje interno para permitirle expresar más por signos. Por este motivo, siempre vale la pena tratar de enseñar un lenguaje de signos, pero no se debe presionar al niño para que lo utilice si hay poco o ningún progreso.

La imaginación

El juego imitativo social es el primer indicador del desarrollo de la imaginación. Como en el habla, es notorio bien por su ausencia o por ser repetitivo si es que está presente. Algunos niños aprenderán una secuencia de acciones como preparar, servir y ofrecer una supuesta tasa de té, pero no se puede enseñar la verdadera creatividad en el juego, especialmente el que comparten con otros niños. A veces los hermanos involucran a los niños en los juego imaginativos sociales, asignándoles un papel que pueden desempeñar tal como les dicen.
Los niños que tienen juegos imitativos repetitivos, lo cuál incluye la representación de escenas de videos y de otras fuentes, tienen una forma de estar ocupados que puede ser un alivio para los padres. Si le niño llega a estar tan inmerso en una actividad que le impide cualquier otra, es necesario limitar el tiempo empleado en dicho juego. Esto compromete a los padres en la tarea de encontrar otras actividades que reemplacen al juego repetitivo.
El valor de la verdadera imaginación y creatividad está en relacionar experiencias pasadas y presentes y hacer planes para el futuro, que van desde el trivial que hacer mañana a los grandes planes para toda la vida.




Bibliografía


Wing, L. (1998). El autismo en niños y adultos una guía para la familia: La triada de deficiencias. Edit. Paidós. Barcelona, España.

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